Pienso que todos en algún momento de nuestras vidas hemos
sufrido algún tipo de discriminación. Duele y suelen ser momentos difíciles de
atravesar.
Por eso pretendo que Azul , Ambar y Milo puedan crecer
sabiendo que estas experiencias pueden ocurrirles y que lo importante es como
uno sale de ellas.
En mi opinión el peor lugar donde ubicarse es el de victima,
el segundo tomar una actitud violenta. El mejor lugar creo, es un lugar donde
la seguridad en uno mismo supere toda torpeza ajena. Que la autoestima nos
sostenga.
En una charla de padres de niños sordos, un papá comentó que
él mismo en su casa llamaba a su hijo ”sordo” o “sordito”, y que lo hacía para
que el niño “se acostumbrara a su realidad” (sic) y que él pensaba que si el
niño crecía escuchando que la gente que lo quiere le dice sordo, no iba a
ponerse triste al momento de escucharlo en boca de algún compañero. No
juzguemos a este padre, más de uno piensa así, y lo hacen desde el amor, desde
intentar evitarle dolores futuros. Es increíble las cosas que podemos pensar y
hacer los padres para proteger a nuestros hijos.
Lo que esté papá no llego a entender es que más allá de las
palabras “sordo” o cual fuera a la que el niño “se acostumbrara”, lo que duele
es el tono y la intención de agredir en el decir. Lo que duele es quedarse
afuera, no sentirse parte de un grupo o no tener las mismas oportunidades.
En el deseo de evitar
todo tipo de sufrimiento a nuestros hijos, los que tenemos un hijo sordo
centramos la atención en este punto, pero la misión se convierte en imposible.
Más allá que el niño pueda ser discriminado por el problema que lo aqueja, puede
serlo por cualquier otro motivo, y como padres no podemos estar en todo Bjunto
a ellos, pero sí podemos ayudarlos a forjar una personalidad que les permita
enfrentar este tipo de situaciones en forma exitosa.
No quiero hacer un tratado sobre discriminación, ni buscar
el porqué de esta actitud humana. Simplemente pongo luz sobre una temática
presente.
Cuando surge el tema en casa, siempre trato de no negar la
realidad y que cada uno entienda que a pesar de la misma se puede ser feliz.
Cuando comenzamos el camino con Milo, mi marido y yo fuimos
a terapia con una psicóloga que tiene unos mellizos sordos, hoy ya adultos.
Ella nos contó una anécdota que hasta hoy recuerdo, repito y me inspira a
actuar con mis hijos.
Una vez, uno de sus hijos fue dejado fuera de un partido de
futbol. Desalentado llego a su casa y le comento a su madre que lo habían
dejado sin jugar. Ella lejos de sentir pena por él, le dijo que seguramente no
se había esforzado por jugar bien, dado que si fuera buen jugador no lo
hubiesen sacado de la cancha. Agregó que no dudara que si metía goles o atajaba
muy bien, a nadie le hubiese importado que fuese sordo y estaría en el equipo.
Esto me dejo una gran enseñanza: no te acomodes en el lugar de victima de
discriminación porque este lugar es más fácil
que esforzarse por lograr los objetivos.
Sucedió hace poco que un amigo de Milo invitó algunos chicos
del grado a dormir a su casa. Como él no fue invitado quedó bastante preocupado
y me preguntó porque él no iba. Le explique que la mamá de su amigo, me contó
que esta vez invitaba a algunos y la próxima vez invitaría a otro grupo dónde
él podría ir. No conforme con mi respuesta, el lunes siguiente le preguntó él
mismo a su amigo, agregando que le molesto mucho que lo dejara afuera del grupo
y que entonces él no lo iba a invitar a su cumpleaños “para que estés triste
como yo” dijo.
Toda esta situación, fue un poco incomoda pero nos permitió vivir una experiencia enriquecedora.
Primero: yo nunca pensé que no lo invitaron porque es sordo o porque usa
implantes cocleares los cuales requieren cierto cuidado a la hora de dormir, lo
que me hizo sentir bien porque realmente YO no discrimino a mi hijo. En segundo
lugar y debido al movimiento que causó el haber dejado a una parte del grado
fuera del evento, supe que cada familia buscó su propia explicación de porque
su hijo no fue invitado, una creyendo que porque era el más peleador, otra el
más inquieto, el menos sociable, etc. Todos tenemos nuestros temas en casa. No hace
falta ser sordo para ello.
También supe que el papá del nene SI creyó que mi hijo no
podría arreglarse solo con sus implantes, pero ¿Es juzgable? Pienso que no,
dado que lo desconocido trae miedos y no podemos esperar que todos estén
dispuestos a acercarse e interiorizarse sobre la sordera, los implantes
cocleares, etc. Por todo esto me esfuerzo en difundir lo que son los Implantes
Cocleares con la idea que algún día sean tan comunes como los lentes o los
aparatos de ortodoncia.
Con todo esto espero transmitir que lo más importante es desdramatizar los
episodios de discriminación, no porque no sean tristes o dolorosos, sino porque
son parte de la vida en sociedad y los padecen muchos y no solamente los
sordos.