viernes, 4 de octubre de 2013

Ser Discriminado: un problema de todos.


Pienso que todos en algún momento de nuestras vidas hemos sufrido algún tipo de discriminación. Duele y suelen ser momentos difíciles de atravesar.
Por eso pretendo que Azul , Ambar y Milo puedan crecer sabiendo que estas experiencias pueden ocurrirles y que lo importante es como uno sale de ellas.
En mi opinión el peor lugar donde ubicarse es el de victima, el segundo tomar una actitud violenta. El mejor lugar creo, es un lugar donde la seguridad en uno mismo supere toda torpeza ajena. Que la autoestima nos sostenga.
En una charla de padres de niños sordos, un papá comentó que él mismo en su casa llamaba a su hijo ”sordo” o “sordito”, y que lo hacía para que el niño “se acostumbrara a su realidad” (sic) y que él pensaba que si el niño crecía escuchando que la gente que lo quiere le dice sordo, no iba a ponerse triste al momento de escucharlo en boca de algún compañero. No juzguemos a este padre, más de uno piensa así, y lo hacen desde el amor, desde intentar evitarle dolores futuros. Es increíble las cosas que podemos pensar y hacer los padres para proteger a nuestros hijos.
Lo que esté papá no llego a entender es que más allá de las palabras “sordo” o cual fuera a la que el niño “se acostumbrara”, lo que duele es el tono y la intención de agredir en el decir. Lo que duele es quedarse afuera, no sentirse parte de un grupo o no tener las mismas oportunidades.
En el deseo de  evitar todo tipo de sufrimiento a nuestros hijos, los que tenemos un hijo sordo centramos la atención en este punto, pero la misión se convierte en imposible. Más allá que el niño pueda ser discriminado por el problema que lo aqueja, puede serlo por cualquier otro motivo, y como padres no podemos estar en todo Bjunto a ellos, pero sí podemos ayudarlos a forjar una personalidad que les permita enfrentar este tipo de situaciones en forma exitosa.
No quiero hacer un tratado sobre discriminación, ni buscar el porqué de esta actitud humana. Simplemente pongo luz sobre una temática presente.
Cuando surge el tema en casa, siempre trato de no negar la realidad y que cada uno entienda que a pesar de la misma se puede ser feliz.
Cuando comenzamos el camino con Milo, mi marido y yo fuimos a terapia con una psicóloga que tiene unos mellizos sordos, hoy ya adultos. Ella nos contó una anécdota que hasta hoy recuerdo, repito y me inspira a actuar con mis hijos.
Una vez, uno de sus hijos fue dejado fuera de un partido de futbol. Desalentado llego a su casa y le comento a su madre que lo habían dejado sin jugar. Ella lejos de sentir pena por él, le dijo que seguramente no se había esforzado por jugar bien, dado que si fuera buen jugador no lo hubiesen sacado de la cancha. Agregó que no dudara que si metía goles o atajaba muy bien, a nadie le hubiese importado que fuese sordo y estaría en el equipo. Esto me dejo una gran enseñanza: no te acomodes en el lugar de victima de discriminación porque este lugar es  más fácil que esforzarse por lograr los objetivos.
Sucedió hace poco que un amigo de Milo invitó algunos chicos del grado a dormir a su casa. Como él no fue invitado quedó bastante preocupado y me preguntó porque él no iba. Le explique que la mamá de su amigo, me contó que esta vez invitaba a algunos y la próxima vez invitaría a otro grupo dónde él podría ir. No conforme con mi respuesta, el lunes siguiente le preguntó él mismo a su amigo, agregando que le molesto mucho que lo dejara afuera del grupo y que entonces él no lo iba a invitar a su cumpleaños “para que estés triste como yo” dijo.
Toda esta situación, fue un poco incomoda pero nos  permitió vivir una experiencia enriquecedora. Primero: yo nunca pensé que no lo invitaron porque es sordo o porque usa implantes cocleares los cuales requieren cierto cuidado a la hora de dormir, lo que me hizo sentir bien porque realmente YO no discrimino a mi hijo. En segundo lugar y debido al movimiento que causó el haber dejado a una parte del grado fuera del evento, supe que cada familia buscó su propia explicación de porque su hijo no fue invitado, una creyendo que porque era el más peleador, otra el más inquieto, el menos sociable, etc.  Todos tenemos nuestros temas en casa. No hace falta ser sordo para ello.
También supe que el papá del nene SI creyó que mi hijo no podría arreglarse solo con sus implantes, pero ¿Es juzgable? Pienso que no, dado que lo desconocido trae miedos y no podemos esperar que todos estén dispuestos a acercarse e interiorizarse sobre la sordera, los implantes cocleares, etc. Por todo esto me esfuerzo en difundir lo que son los Implantes Cocleares con la idea que algún día sean tan comunes como los lentes o los aparatos de ortodoncia.
Con todo esto espero transmitir  que lo más importante es desdramatizar los episodios de discriminación, no porque no sean tristes o dolorosos, sino porque son parte de la vida en sociedad y los padecen muchos y no solamente los sordos.

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