En los días que empezamos a notar
que Milo no escuchaba bien ya teníamos información acerca de que algo estaba
mal. Es decir que salimos del Hospital donde él nació, con un estudio llamado Otoemisiones que había
dado negativo. En su caso había nacido con los pulmones inmaduros por lo cual
recibió asistencia y a las horas el cuadro empeoró con un neumotórax
espontáneo. Estuvo internado varios
días. A todos los bebés que pasan por neonatología (por lo menos en esa
Clínica) se les realizaba este examen sencillo que da una primera idea de como
está el sistema auditivo. A veces da mal y hay que repetirlo al mes cuando el
conducto auditivo está más maduro y no hay liquido en los conductos. En nuestro
caso a Milo le dieron siempre mal, y a medida que aumentaba la complejidad de
los exámenes estos seguían dando negativos.
Muchos me decían que recibir la
noticia de que tu hijo tiene un problema es como si un bomba cayera en el medio
de la familia. Hoy esa visión trágica y fatalista no me cierra del todo, porque
ese bebe o beba, es vida , no es destrucción y siento que su momento de llegar
no puede igualarse ni en un segundo a la destrucción de una bomba. También
pienso, puede ser que hemos superado ese momento y la familia esta fuerte y
feliz.
La bomba, que me mencionaban en el
momento inicial, agresiva y destructiva la siento lejos para definir la
situación. Lo que vivimos se parece más a un licuado mental y familiar, todo se
sacude, va para una lado para el otro, nos chocamos, nos desarmamos y formamos
algo nuevo como familia, como sistema.
Además de Milo, tenemos dos hijas mayores que él,
Azul y Ámbar, sin ningún problema auditivo, que en el momento de nacer Milo
tenían 4 y 2 años respectivamente.
Para darles una idea de cómo el
problema de un miembro de la familia influye en todos, vaya un ejemplo: Azul, cuando le explicamos que problema estábamos notando
en su hermano y que debía usar audífonos, me dice un día: “mamá, yo ahora no
voy a ser más Azul….””¿cómo qué no? ¿y quien vas a ser?” “voy a ser la hermana
del sordo”’’. Tenía un poco de razón, para que engañarnos, nos redefiníamos
como familia y ella lo había captado. Es obvio que si alguien habla de
nosotros, que Milo sea sordo va a ser fundamental en nuestra descripción como
familia algo así como “viste Roberta? , “No, quien es? “la mamá del nene sordo”.
En ese tiempo se me hacia raro, hoy lo disfruto, créanme, lo llevo con orgullo,
porque Milo es más que un nene sordo, Azul y Ámbar muchísimo más que las
hermanas del sordo y podemos ver como todo se ha ordenado. El sistema familiar
se ha rearmado.
Azul, Ambar y Milo- Mayo 2007 |
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