Nos dimos cuenta que teníamos mucho por saber y hacer. En nuestro caso el camino fue, digamos agitado. Necesitábamos antes que nada un diagnostico certero.
El pediatra de mis 3 hijos no
pasaba un buen momento de salud, (si, justo ahí se enfermó), y yo me pasaba
horas estudiando en internet. Llegue a un otorrinolaringólogo que me dio turno
un Sábado, y que apoyándose en sus años me dijo que no podía saberse si el nene
era sordo por ningún método hasta dentro de algunos meses, luego se dedico a
decirle piropos a mi suegra que me acompañaba, y más tarde termino la cita
diciendo que “su olfato le decía que ese
nene no era sordo”. Por su bien y el de muchos chicos espero que sus diagnósticos
no se basen solo en su sentido olfativo. No tuvimos la suerte de que confiara
en ningún estudio más que en su parecer clínico, que en este caso falló.
Yo buscaba certezas en todo y cada
vez tenía más dudas.
Rebotábamos por médicos y
estudios.
Lo único bueno de aquel medico sin olfato, fue que nos recomendó ir
preventivamente a una fonoaudióloga especialista en rehabilitación de chicos hipoacúsicos, la idea era que
comenzara con estimulación auditiva , y aunque no teníamos mucha idea de que se trataba eso, fuimos.
Llegamos los tres, Milo, Mariano y
yo a ver a Hilda, quien nos recibió en su consultorio.
Soy psicóloga y he conocido
tipo de terapias y estimulaciones varias, pero debo confesar, no tenía ni idea
que podía hacer esta señora con nuestro hijo de dos meses, de quien se
sospechaba no escuchaba bien, pero que aún no tenia un diagnóstico. Nos
entrevistó y nos explico que el tratamiento que ella hacia era para iniciar a
los niños hipoacúsicos en el lenguaje y que para ello el niño debía estar
debidamente equipado: léase con audífonos o implantes cocleares . Yo insistía
en decirle que nuestro bebé no tenía diagnóstico y fue ahí cuando ella nos lo
dió: así sin más nos dijo, “ por lo que me están contando y veo este chico es
sordo. Cuando antes lo acepten mejor para todos”. Salí llorando pero por suerte y aunque sentía mucho dolor, comencé a
entender que teníamos un camino a
seguir. Hoy le estamos agradecidos y le tenemos el mayor de los respetos, no
solo por su excelencia profesional, sino también por haber tenido el coraje que
muchos no tuvieron de decirnos el diagnóstico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario