martes, 2 de octubre de 2012

Abriendo y Haciendo un camino


Comenzamos con Milo a andar el camino de aquel que va abrirse en la vida como uno más de nuestros hijos. Al igual que con cada uno de ellos, todo lo que tratamos de concretar es ensayo y error. Sucede que los 3 ¡vinieron sin manual de instrucciones!. Así vamos aprendiendo, paso a paso.
Lo difícil con este hijo en particular, es querer protegerlo de todo para que no sufra. No es que con las otras no suceda, solo que con éste te querés anticipar. Un imposible, en este y en cualquier otro caso. Todos los padres debemos entender, tarde o temprano, que no podemos evitarles todos los dolores de la vida. 
Alguien los va a burlar o reírse, a ignorar, a pegar, a mentir, a dejar de querer, a no querer, etcéteras miles. Y sí, quiero decirlo ahora: vos súper madre o súper padre, no vas a poder matar a  aquel niñito de 4 años que no quiera jugar con tu hijo en la plaza. Y lo que es peor: ¡van a pasarle miles de cosas que ni siquiera vas a enterarte!. Por todo esto es fundamental que intentemos despegarnos de nuestros hijos, ayudándolos a desenvolverse solos.

Para ello aquí van unos ítems que a nosotros nos vienen bien:
-       Explicale acerca de su discapacidad como algo más de su persona, fíjate que el pueda procesar esa información, y ver como lo cuenta con su propio lenguaje.
-       A medida que va creciendo habla con el sobre sus dudas y miedos: no intentes quitarle importancia.Eso no lo va a calmar. Escúchalo y respondé en un intento por acompañarlo. Aunque suene raro, el acompañar pudiendo aguantar el dolor que nos causa el suyo propio, es lo mejor que podemos hacer.
-       Cuando vaya adquiriendo lenguaje preguntale como le gusta que expliques su discapacidad a la gente que pregunte. También prestá atención a como explica él mismo el uso de los implantes. Por ejemplo a Milo le gusta que diga que es sordo pero escucha.
-       Dale seguridad: enseñale a hacer las cosas solo aunque las haga mal: si tiene que ponerse solo alguna prótesis, o en el caso de Milo su implante coclear, déjalo que pruebe y aprenda.
-       Acompáñalo a distancia: no se trata de que lo dejes “para que se arregle” pero tampoco que este al lado todo el tiempo. En mi caso por ejemplo en los cumples voy pero no entro, dado que si sus IC se caen o se salen no puede todavía solucionar él solo y pienso que la mamá a cargo del cumple no tienen porque saber ni hacerse responsable. Logre estar cerca y quedarme más tranquila sin asfixiarlo. ¡Pero como cuesta!!!!!

La discriminación existe y lamentablemente hay altas probabilidades que te toque, y si ¡DUELE! Y ¡cómo! Ahí se entiende el dicho popular acerca  de que lo que le hacen a tus hijos duele más que lo que te hacen a vos mismo.
Un día escuche un papá que contaba la historia que había vivido con su hija sorda implantada.
Por donde vivían había un colegio religioso muy bueno que además era doble escolaridad. Ambos padres trabajaban por lo cual ese colegio parecía ideal. Salvo por algo: no querían aceptarla. El padre asistió a la entrevista y explico que Ana era sorda pero que había hecho grandes avances y que solo requería  sentarse en el primer banco, que su aula no de a la calle para evitar ruidos del tráfico y las bocinas, y eximirla de inglés, lo cual esta legislado.
La Directora le dijo que sus maestras no estaban preparadas para “casos distintos” y que no había nadie con discapacidad en el colegio por lo cual Ana no podría ser “atendida” correctamente. 
El padre se despidió de la Directora pero le dijo que antes de irse quería pedirle un último favor. Se paró abrió la puerta e hizo pasar a Ana. Las presentó y saliendo de la dirección le pidió a la Señora Directora que por favor fuera ella quien le explicara a Ana porque no podría asistir a ese colegio.
Cuando volvió, la directora con lágrimas en los ojos le entrego el formulario de inscripción. Ana termino los estudios primarios y secundarios en esa escuela la cual hoy integra alumnos con distintas discapacidades.
Al terminar el relato muchos padres allí presentes, padres de hijos sordos implantados, preguntaron con tono crítico al padre de Ana como pudo dejar a una niña de 7 años sola frente a esa mujer cruel y en esa situación de discriminación. 
El padre respondió muy tranquilo, que él no iba a poder evitar siempre a su hija los ataques o la indiferencia de la gente que la discriminara, que eso probablemente iba a suceder más o menos veces y que ella tenía que aprender a abrirse camino. Agregó que era la forma de enseñarle a esta señora Directora, que no tenía ni idea de lo que estaba haciendo, ni de que se trataba la realidad de una persona sorda implantada.

Alguien siempre alguien, es el primero que abre un camino en algún lado.
Cuando nos toco vivirlo con Milo recordé esta historia. Hablando con mi marido que me decía que si Milo no era aceptado de entrada en un colegio, en un equipo deportivo o en algún grupo nos iríamos enojados y haríamos juicio por discriminación, yo que conocía la historia de Ana estaba convencida que no era ese el camino. 
Basándome en la experiencia de ella, le dije que nosotros somos los que tenemos que transmitirle a Milo y a nuestras otras hijas que si no aceptan a Milo desde un primer momento en algún lugar, es buenísimo que el pueda demostrarles que están equivocados en rechazarlo sin conocerlo.
¿O acaso si no quieren jugar con el al futbol en la playa le vamos a contratar  amiguitos que jueguen con el?
Demostrar lo que somos es un trabajo más pero no está tan mal. Creo mejor eso que el vivir huyendo de situaciones dolorosas.           

EL ORGULLO
Milo - 5 años y 6 meses
Estamos orgullosos, de Milo, de nosotros como familia. Lo que no te mata te fortalece dicen y me lo recordó una amiga, y es así.
La sensación de triunfo al ver tu hijo como uno más aunque distinto, integrado seria el concepto, es un inmenso placer que agradezco día a día.
Debo decir que es cierto que un hijo con el que has pasado momentos difíciles te da satisfacciones más emocionantes. El haber acompañado su indefensión, engrandece el fruto de sus logros. Hay una fuerza en cada ser que cuando se hace visible llena el corazón de todos.
No puedo olvidar que cuando Milo fue a la escuela de sordos, tenia tan solo un año. Yo había llamado para que me avisaran cuando lograran formar  un grupo de bebés.
El primer día nos preguntaron a las mamás cual era la expectativa que teníamos del paso por ese espacio escolar. Yo recuerdo que dije “espero que a fin de año me diga mamá”. Algo tan banal para otros, para mi misma con mis hijas mayores, tomaba una relevancia total en esta historia con Milo.
Lo mismo con su entrada al colegio común o con su desempeño en otros idiomas.
Por eso estamos en el momento donde decir que es sordo, un sordo que oye gracias a sus implantes cocleares, es un orgullo. Porque a pesar de su dificultad llega a donde se lo propone.

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